Saté de pollo. Me encanta el saté. De hecho siempre que vamos a comer a un asiático terminamos pidiéndolo. Aunque entre con la firme intención de comer algo completamente diferente. Pero es que no logro resistirme a esa rica y melosa salsa de cacahuete. Cuando comienzo a pensar en pedir otra cosa, me entra el pánico de irme a casa sin comerla y me cuando llega el camarero me sale casi solo y digo: yo quiero saté!!. ¿Qué le vamos a hacer?. Soy una loca impulsiva incapaz de controlar mis impulsos y deseos mas oscuros 😀

Es cierto que soy una fanática absoluta de los frutos secos, quizás en mi otra vida fuese mono, mejor dicho mona y por eso no puedo reprimir mis ganas de degusta este manjar 😀 Así es que como comprenderéis es puro instinto.
Pero esta salsa es de esas recetas de cocina con las que nunca me he atrevido hasta hoy, que una amiga muy amablemente me ha pasado su receta y decidí probar. La verdad es que estaba muy rico y os animo a que probéis, porque es muy fácil y esta deliciosa. Aunque tiene una pega, si os pasáis de cocción os quedáis sin sate, así es que ojo que hablo con conocimiento de causa.
Ingredientes
- 1 taza mantequilla de cacahuete
- 1/2 cucharada de pasta de ajo
- 1 taza zumo de piña
- 1/2 de cucharada cebolla en polvo
- 2 cucharadas de salsa de chile dulce
- 1/4 de taza salsa de soja
Saté elaboración
En un cazo ponemos a calentar todos los ingredientes juntos. Sin parar de remover a fuego lento hasta que esté la salsa bien mezclada. Si quieres algo más ligero el saté, siempre le puede añadir un poco de agua.
En el momento que veamos que todos los ingredientes están bien integrados apagamos el fuego. Ya que como os comentaba al principio si nos pasamos de cocción la salsa se disocia y queda el aceite por un lado y por otro una plasta extraña de cacahuete con especias.
Se puede conservar en la nevera 2 o 3 días pero siempre hay que servirla caliente. Esta salsa es ideal para servirla con pollo y acompañarlo de patatas fritas o arroz. A mi me encanta servir el saté con arroz con curry.
