
El pollo al ajillo es un plato tradicional español que se ha convertido en un favorito en muchas mesas. Esta receta fácil destaca por su sencillez y por el delicioso sabor que proporcionan el ajo y el aceite de oliva. En menos de 30 minutos, podrás disfrutar de un guiso de pollo casero que seguramente encantará a tus seres queridos. Este plato es un pilar de la cocina española y ha ganado un lugar especial en la mesa de todos. Raro es el bar o restaurante que no cuenta con este delicioso plato en su carta, ya sea como tapa o como sugerencia del día. El pollo, ingrediente estrella de esta receta, se aromatiza con hierbas frescas y, cómo no, con abundante ajo. Esta carne, baja en grasa y de gran valor nutricional, es muy fácil de digerir y ofrece una sorprendente versatilidad en la cocina; hay mil maneras de prepararla, y en cada casa hay una versión, ya que es una receta que se transmite de generación en generación, y todas ellas son deliciosas.
Esta receta de pollo evoca recuerdos de comidas familiares y es perfecta para esos domingos en los que se busca algo sencillo que a toda la familia le guste. La salsita que queda tras la fritura, con los ajos dorados y un toque de vinagre para los más atrevidos, hace que sea irresistible para acompañar con un buen trozo de pan. Su facilidad de preparación, junto con el sabor que aporta, convierte al pollo al ajillo en una de las recetas más visitadas en el blog, junto con el pollo al horno con patatas.
Este delicioso plato no solo destaca por su exquisito sabor, sino que también se considera una opción saludable para disfrutar en familia. El pollo, como fuente de proteínas magras, contribuye a una dieta equilibrada. Además, el ajo, reconocido no solo por su sabor distintivo, es conocido por sus múltiples beneficios para la salud. Entre sus propiedades, se destacan sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, que pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y promover la salud cardiovascular. Así, cada bocado no solo es un deleite para el paladar, sino que también favorece el bienestar general.
Servido con un buen pan casero bien crujiente para disfrutar de la salsa, el pollo al ajillo se presenta como una opción ideal para cualquier ocasión. Su preparación sencilla y su inconfundible sabor lo han consolidado como un clásico muy apreciado en las cocinas españolas.
Ingredientes para 4 raciones de pollo al ajillo
- 2 pechugas de pollo o un pollo entero
- 10 o 15 dientes de ajo
- 1/2 vaso de vino blanco
- 1/4 de taza de aceite de oliva
- Sal
- Pimienta
- Perejil fresco (opcional, para decorar)
Cómo hacer Pollo al ajillo tradicional
- Preparar el pollo: Comienza cortando el pollo en trozos del tamaño de un bocado. Esto permitirá que se cocinen de manera uniforme y sean fáciles de manejar. Una vez cortados, salpimienta al gusto, asegurándote de que cada trozo esté bien sazonado para maximizar el sabor.
- Laminado del ajo: Toma los dientes de ajo y córtalos en láminas que no sean ni demasiado finas ni gruesas. La idea es que se cocinen lentamente y suelten su aroma sin quemarse. Si prefieres un sabor más intenso, puedes aplastarlos ligeramente antes de cortarlos.
- Calentar el aceite: En una sartén grande, añade abundante aceite de oliva virgen extra. Este tipo de aceite no solo es más saludable, sino que también aporta un sabor delicioso. Es importante que el aceite esté frío al comenzar, ya que esto permitirá que los ajos se frían a la perfección.
- Infusión del ajo: Una vez que hayas añadido los ajos al aceite frío, pon la sartén a fuego lento. Deja que el ajo se cocine muy despacio, removiendo ocasionalmente. Esto permitirá que los sabores del ajo se infundan en el aceite. Cuando los ajos comiencen a dorarse, retíralos con una espumadera y resérvalos. No los dejes demasiado tiempo para evitar que se quemen y amarguen.
- Cocción del pollo: Aumenta el fuego a alto. Una vez que el aceite esté caliente, incorpora los trozos de pollo a la sartén. Es recomendable freír el pollo en tandas para evitar que la temperatura del aceite baje demasiado, lo que podría hacer que el pollo quede hervido en lugar de dorado. Cocina hasta que estén dorados de manera uniforme por todos lados.
- Agregar el ajo y el vino: Una vez que todos los trozos de pollo estén bien dorados, vuelve a añadir los ajos reservados a la sartén. Después, incorpora el vino blanco, y sube el fuego a vivo. Esto ayudará a evaporar el alcohol y realzar los sabores del plato. Cocina durante 4 o 5 minutos, removiendo suavemente.
- Cocción a fuego lento: Reduce el fuego a bajo y deja que el pollo se cocine en la salsa durante 15 a 20 minutos. Esto permitirá que los sabores se integren bien y la salsa se espese ligeramente. Asegúrate de mover el pollo de vez en cuando para evitar que se pegue al fondo de la sartén.
Consejos para hacer el mejor pollo en salsa de ajos
- Cocción lenta: Mantener el fuego bajo es clave para que todos los sabores se integren perfectamente.
- Sellar el pollo: Al sellar bien el pollo antes de añadir el vino, lograrás que se mantenga jugoso y tierno.
- Variaciones: Si deseas darle un giro a esta receta clásica, prueba con pollo al ajillo añadiendo vinagre en vez de vino. Como resultado tendrás una carne aún más tierna, pero con un sabor mas fuerte.
Cómo servir y disfrutar el pollo al ajillo
Este delicioso plato se puede acompañar con:
- Arroz blanco: Este acompañamiento es perfecto para absorber la deliciosa salsa del pollo, lo que permite disfrutar cada bocado al máximo. Su textura suave y neutra contrasta de manera ideal con el sabor intenso del plato, haciendo de esta combinación una elección siempre acertada.
- Ensalada fresca: Una ensalada variada y crujiente añade un toque refrescante que equilibra los sabores del pollo. Puedes optar por una mezcla de lechugas, tomates cherry, pepino y un aderezo ligero para realzar la frescura del plato. Esta combinación no solo es deliciosa, sino que también aporta nutrientes y fibra a la comida.
- Patatas al horno: Un clásico en la mesa española, las patatas al horno son el complemento perfecto para el pollo con ajos. Su textura dorada y crujiente combina a la perfección con la salsa, mientras que su sabor suave resalta los matices del ajo y las hierbas. Puedes sazonarlas con hierbas aromáticas o un toque de pimentón para darle un extra de sabor.
Preguntas frecuentes sobre esta receta tradicional
- ¿Qué partes del pollo son las mejores para esta receta? Puedes usar pechuga, muslo o contramuslo, o incluso pollo entero troceado. Cada opción tiene su encanto, pero los muslos y contramuslos suelen ser más jugosos.
- ¿Cuál es el secreto para que el pollo quede jugoso y tierno? El truco está en sellar bien el pollo antes de añadir los líquidos y cocinarlo a fuego suave una vez que has agregado el vino. De esta forma, la carne retiene su humedad.
- ¿Cuánto tiempo se debe cocinar el pollo? El tiempo de cocción varía según el tamaño de los trozos y el gusto personal, pero generalmente se recomienda entre 15 y 20 minutos a fuego suave tras dorar la carne.
- ¿Qué tipo de aceite es el más adecuado? El aceite de oliva virgen extra es la mejor opción por su sabor y propiedades saludables, aunque también puedes utilizar aceite de girasol si prefieres un sabor más neutro.
- ¿Puedo usar vino tinto en lugar de vino blanco? Sí, el vino blanco es el más común en esta receta, ya que complementa perfectamente los sabores sin sobrepasarlos. Sin embargo, si prefieres usar vino tinto, asegúrate de que sea uno ligero.
- ¿Cómo conseguir un sabor más intenso a ajo? Para potenciar el sabor del ajo, puedes añadirlo al principio de la cocción y dejar que se dore ligeramente. También puedes aumentar la cantidad de ajo según tu preferencia.
Si te ha gustado esta receta clásica de la cocina española, no puedes perderte el pollo al chilindrón, el pollo en pepitoria y el pollo en salsa de almendras. Estos tres platos son auténticos clásicos que aportan un sabor único y delicioso a la carne de pollo, y definitivamente deben formar parte de tu recetario. ¡Anímate a probarlos y sorprende a tus seres queridos con lo mejor de nuestra gastronomía!