El jamón serrano es uno de nuestros manjares mas preciados. No conozco a ningún español que se precie que no le guste el jamón serrano y es que es que resulta la mar de socorrido tener un jamón en casa. Pero lo mas estruendo del jamón es que es una tradición tan extendida que en ninguna casa falta de vez en cuando un poquito de jamón.
Con un poco jamón puedes hacer en un momento un montón de comidas sanas y ricas, como por ejemplo unas judías con jamón, unos guisantes con jamón una buena catalana, unos espagueti con jamón unos huevos fritos con jamón, etc… El jamón serrano data de la era de los romanos y es uno de los manjares mas fáciles y ricos a la hora de combinar en la cocina. Como has visto ya en algunas de mis recetas es un producto que en la cocina no tiene límite.
Consejos sobre el jamón serrano
En el mercado podemos encontrar todo tipo de jamones. Por ejemplo el jamón serrano sin mas, jamón de pata negra, jamón ibérico de bellota, el jamón de cebo o jamones con denominación de origen tales como el jamón de Trevélez o la sierra alpujarreña o el jamón de los pedroches.
Pero no todo los jamones están igual de ricos al paladar. La curación y el tiempo de la misma es uno de los factores mas determinantes y mas importantes. No todas las marcas que se proponen hacer un buen jamón serrano lo consiguen.
Un buen truco a la hora de comprar un jamón es fijarse en la muñeca de la pata del jamón serrano. Si es una pata fina es señal de que el cerdo ha hecho mas ejercicio y será un mejor jamón. Dicen que otro buen consejo es que la grasa del jamón serrano debe hundirse al apretar bajo la presión de los dedos.
Y aunque muchos pensareis que estamos en cuaresma a mi me da lo mismo porque no tengo creencias religiosas. Y disfrutar de un rico jamón serrano en estas fechas es todo un lujo. Ahora que sales al campo o con con los peques a ver las procesiones, un bocata de jamón serrano se prepara en un momento y es una merienda o almuerzo estupendo.