
Tierno por dentro, dorado por fuera y con un toque afrutado irresistible, el solomillo con manzana es esa receta que convierte una comida corriente en un plato de restaurante. Ideal para cenas románticas, comidas familiares o celebraciones especiales, combina la jugosidad de la carne con el punto dulce y ácido de la manzana caramelizada.
Lo mejor: se prepara en menos de 30 minutos, con ingredientes sencillos que probablemente ya tengas en tu cocina. Nada de complicaciones: solo técnica básica y un toque de cariño para triunfar.
Por qué esta receta de solomillo con manzana triunfa:
- El solomillo es uno de los cortes más tiernos, tanto en cerdo como en ternera, y marida de forma natural con el dulzor de la manzana. Al cocinar ambos juntos obtenemos:
- Un contraste perfecto de texturas: carne tierna y melosa con frutas ligeramente crujientes
- Un equilibrio de sabores: dulce, ácido y untuoso sin resultar empalagoso
- Un plato vistoso y sofisticado, ideal para sorprender sin pasar horas en la cocina
Aunque este plato aparece en cartas de restaurantes como Casa Lucio (Madrid) o Etxebarri (País Vasco), su versión casera tiene una ventaja imbatible: controlas la cocción, eliges ingredientes frescos y prescindes de conservantes.
Ingredientes para 4 personas
- 2 solomillos de cerdo
- 10 chalotas
- 1 pastilla de caldo concentrado
- 4 manzanas Golden
- 1 vaso de brandy
- 150ml de agua
- 4cdas de mostaza antigua
- ½ cdita de azúcar moreno
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal (al gusto)
- Pimienta (al gusto)
Solomillo con manzana elaboración
- limpia los solomillos retirando el exceso de grasa. Corta en medallones de unos dos dedos de grosor, sala y pimienta.
- calienta un chorrito de aceite a fuego vivo y dora cada lado 1-2 minutos. Retira y reserva.
- corta en cuartos, sofríelas en la misma sartén con un poco de sal hasta que se caramelicen ligeramente.
- incorpora las manzanas troceadas y el azúcar moreno; cocina hasta que estén tiernas y ligeramente doradas.
- vierte el brandy y deja que el alcohol se evapore completamente. Después añade el agua, la mostaza antigua y el caldo concentrado.
- pasa la mezcla a la batidora y tritura hasta que quede lisa y sin grumos. Ajusta espesor con un poco más de agua si lo deseas.
- Calienta de nuevo el solomillo en la sartén y sírvelo cubierto con la salsa de manzana.
Consejos para hacerlo perfecto
- No sobre cocines la carne: el secreto del éxito está en dejarla jugosa.
- Escoge manzanas tipo Golden o Reineta: mantienen el equilibrio entre dulzor y acidez.
- Refuerza el sabor: puedes añadir una cucharada de miel o un chorrito de vino blanco en lugar de brandy.
- Para un toque especial: incorpora un poco de tomillo o romero fresco.
Cómo servir y disfrutar del solomillo con manzana
- Presentación: sirve sobre un lecho de salsa y decora con finas láminas de manzana salteadas.
- Guarnición: combina con puré de patata, arroz basmati o un salteado de verduras.
- Acompañamiento: un vino blanco afrutado o un tinto joven hacen un maridaje estupendo.
- Ocasiones ideales: comidas de Navidad, cenas de aniversario o un domingo con ganas de mimarse.
Cómo conservar y recalentar
- En nevera, dentro de un recipiente hermético: dura 2 a 3 días.
- Para recalentar, usa fuego bajo o microondas a intervalos cortos. Añade una cucharada de agua o caldo si la salsa se ha espesado.
- No congeles la salsa: la textura puede perder suavidad.
Preguntas frecuentes sobre el solomillo con manzana
- ¿Puedo hacerlo con solomillo de ternera?
Sí, tendrás un plato más delicado. Solo reduce el tiempo de cocción para mantener la carne tierna. - ¿Qué tipo de manzana es mejor?
Las Golden o Reineta tienen la mezcla ideal de acidez y dulzor. Evita las demasiado ácidas o harinosas. - ¿Puedo sustituir el brandy?
Claro, usa vino blanco o ron; el matiz cambia, pero sigue siendo delicioso. - ¿Puedo preparar la salsa con antelación?
Sí, guárdala refrigerada y caliéntala antes de servir; quedará igual de cremosa.
El solomillo con manzana es una receta que combina sencillez, rapidez y elegancia. En solo media hora tendrás un plato vistoso, equilibrado y con ese toque gourmet que enamora a primera vista —y bocado. Un clásico reinventado que nunca pasa de moda.
