
Cómo hacer ricotta casera: queso fresco, suave y fácil de preparar. Sigue el paso a paso y disfruta su sabor auténtico.
Si alguna vez te has preguntado cómo hacer queso en casa, estás en el lugar adecuado. Preparar tu propio queso ricotta en casa no solo es sencillo, sino que también te permite disfrutar de un producto fresco y delicioso. Hacerla en casa es ideal para quienes buscan una alternativa más económica y saludable a los quesos comerciales. Con esta receta fácil, podrás lograr una queso fresco suave y cremoso que realzará cualquier plato en el que la utilices.
La ricotta, un tesoro de la tradición culinaria italiana, tiene una historia fascinante que se remonta a la antigüedad. Conocida por su textura ligera y su sabor delicado, este queso se ha adaptado a lo largo de los siglos para convertirse en un elemento esencial en muchas recetas, desde las clásicas pastas hasta postres exquisitos. En esta receta, te mostraremos cómo elaborarla con un proceso sencillo que te hará sentir como un chef italiano en tu propia cocina.
Además de ser un ingrediente delicioso, ofrece beneficios nutricionales notables. Con un perfil bajo en grasa y alto en proteínas y calcio, es una opción saludable para aquellos que buscan cuidar su bienestar mientras disfrutan de alimentos sabrosos. Prepárate para aprender a hacer tu propio queso fresco casero de manera fácil y rápida, y explora cómo este queso puede transformar tus platos favoritos.
Hacer esta receta en casa siempre me hace pensar en las tardes en las que cocinaba con mi abuela. No necesitábamos mucho, solo un par de ingredientes y ganas de compartir un buen rato juntas. Me encanta añadirle un toque de miel al final y disfrutarla como postre o para merendar, porque me recuerda cómo solíamos hacerlo juntas. Es increíble cómo algo tan sencillo puede traerte de vuelta esos momentos llenos de cariño y alegría.
Ingredientes para 350g
- 2l de leche entera (aprox. 8 tazas)
- 6g de sal (aprox. 1 cucharadita)
- 80ml de zumo de limón (aprox. 1/3 taza)
Utensilios Necesarios
- Tela para quesos, gasa o tela de algodón
- Molde para darle forma al queso
- Termómetro de cocina (opcional)
Cómo hacer ricotta casera paso a paso
- Corta un limón y exprime completamente el zumo, reservándolo para más tarde.
- En una olla a fuego medio, calienta la leche hasta alcanzar 90°C (194°F). Puedes usar un termómetro de cocina o observar pequeñas burbujas formándose en los bordes de la olla. Añade la sal mientras se calienta, si lo deseas.
- Una vez que la leche haya alcanzado la temperatura, retírala del fuego y añade el zumo de limón. Remueve la mezcla suavemente.
- Deja reposar la mezcla durante al menos 30 minutos, hasta que la leche se corte y se formen pasta láctea y suero separados.
- Usa una gasa o paño de algodón limpio para colar la pasta del suero. Puedes usar un colador para facilitar la tarea. Cierra el paño, presiona y gira para formar una bola, escurriendo el suero restante.
- Lleva el queso de suero en el refrigerador y deja reposar durante al menos 6 horas. Luego, puedes usarla tal cual o desmenuzarla según prefieras.

Consejos para hacerla perfecta
- La leche fresca ofrece una textura más rica y cremosa, pero también puedes usar leche UHT (ultra alta temperatura), que ha sido procesada a temperaturas elevadas.
- Asegúrate de calentar la leche a la temperatura adecuada para obtener una separación efectiva entre la pasta y el suero.
- Después de añadir el ácido, deja reposar la mezcla durante unos 30 minutos para que se formen los grumos de ricotta.
- Usa una gasa o un paño de cocina limpio sobre un colador para separar el suero. Deja escurrir durante al menos 2 horas para obtener una textura más firme, aunque es recomendable que repose mas tiempo.
- Una pizca de sal puede realzar su sabor, pero esto es opcional y depende de cómo planeas usarla.
Cómo servir y disfrutar el requesón
- Sírvela acompañada de pan crujiente o como parte de una tabla de quesos.
- Prueba combinarla con miel, frutos frescos, o hierbas para un toque gourmet.
Usos de la ricotta en la cocina
- Mezclada con hierbas frescas para rellenar pimientos, calabacines o berenjenas.
- Añádela a postres como el tiramisú o la tarta de queso al horno para una textura cremosa y un sabor delicado.
- Incorporala en salsas para pasta para darle una textura cremosa y un sabor suave.
Consejos para almacenar y conservar
- Para mantenerla fresca, guárdala en un recipiente hermético en el refrigerador. Asegúrate de que el recipiente esté bien cerrado para evitar la entrada de aire y la absorción de olores.
- Para prolongar su frescura, puedes sumergirla en un poco de suero de leche. Esto ayuda a mantenerla hidratada y evita que se seque. Si no tienes suero de leche, también puedes usar un poco de leche entera para el mismo propósito.
- Revísala periódicamente para asegurarte de que no se esté deteriorando. Si notas algún cambio en el olor o la textura, es mejor desecharla.
Usa recipientes de vidrio o plástico de alta calidad para almacenarla. Los recipientes de vidrio son ideales ya que no absorben olores y son fáciles de limpiar.
Preguntas frecuentes sobre cómo hacer ricotta en casa
¿Puedo usar leche de almendras para hacer ricotta?
No, la leche de almendras y otras leches vegetales no funcionan bien para hacer quesos caseros. Estos se elabora a partir de la coagulación de las proteínas de la leche, que no están presentes en las leches vegetales. Para obtener cualquier queso hecho en casa, es necesario utilizar leche de vaca, cabra o búfala.
¿Cuánto tiempo se conserva la ricotta casera?
Puede conservarse en el refrigerador durante aproximadamente una semana. Asegúrate de guardarla en un recipiente hermético para mantener su frescura y evitar que absorba olores de otros alimentos.
¿Se puede congelar?
Sí, puedes congelar. Para hacerlo, colócala en un recipiente hermético o en bolsas de congelación. La textura puede cambiar un poco después de descongelarla, pero sigue siendo adecuada para cocinar y preparar platos, no para comer tal cual. Se conserva bien durante unos 2-3 meses.
¿Por qué puedo sustituir el limón en la receta?
Si prefieres no usar limón, puedes sustituirlo por vinagre blanco o vinagre de manzana. Ambos funcionan de manera similar para coagular la leche. Usa la misma cantidad que el zumo de limón indicado en la receta para obtener los mejores resultados.