
La receta de caldo de pollo casero es un clásico de la cocina, ideal para darle sabor y nutrientes a muchas recetas. No solo es delicioso, sino que también es nutritivo, perfecto para disfrutar en cualquier época del año, pero especialmente en invierno o cuando buscamos una comida reconfortante. Prepararlo en casa te asegura que no solo es sabroso, sino también saludable, ya que podrás controlar los ingredientes y evitar aditivos. Además, el caldo de ave es perfecto para base de sopas, guisos y salsas.
El caldo ligero de pollo tiene una larga historia que se remonta a la antigüedad. Es considerado un remedio casero para resfriados y problemas digestivos debido a sus propiedades antiinflamatorias y de fortalecimiento del sistema inmunológico. Aunque no se sabe exactamente quién lo inventó, las primeras recetas de caldo de pollo casero datan de siglos atrás en varias culturas alrededor del mundo. Este alimento ha sido tan popular que muchas civilizaciones han dejado su huella en la forma en que se prepara, desde las cocinas egipcias hasta las tradicionales sopas de la Europa medieval.
Además de ser un alimento reconfortante, el caldo de pollo de la abuela es una excelente fuente de nutrientes. Las verduras frescas como las zanahorias, el apio y los puerros enriquecen el caldo con vitaminas y minerales esenciales. El pollo, por su parte, aporta proteínas y colágeno, lo que hace que el caldo sea perfecto para cuidar las articulaciones, mejorar la piel y fortalecer el sistema inmune.
Ingredientes para 4,5l de caldo
- 1 muslo y contramuslo de pollo
- 1 carcasa de pollo o hueso de la columna
- 3 zanahorias
- 2 puerros (solo la parte verde)
- 2 ramas de apio
- 5 litros de agua
- Sal al gusto
- Un poco de colorante alimenticio (opcional)
Cómo Hacer Caldo de Pollo Casero
- Limpieza del pollo: Es fundamental limpiar bien el pollo antes de usarlo para garantizar un caldo limpio y sabroso. Asegúrate de retirar todas las vísceras y lavar bien el pollo bajo el agua corriente.
- Preparación de las verduras: Pela y corta las zanahorias en trozos grandes, corta el apio y los puerros también en trozos grandes para que el caldo se infunda con todos sus sabores.
- Cocción: Coloca el pollo limpio en una olla grande junto con las verduras y cubre todo con agua fría. Lleva la olla a fuego alto. A medida que el caldo comienza a hervir, se formarán impurezas en la superficie. Retíralas con una cuchara para obtener un caldo más limpio.
- Condimentos: Una vez que el caldo esté limpio, añade sal al gusto y un poco de colorante para darle un toque de color. Baja el fuego y deja cocer a fuego lento entre 1.5 y 2 horas.
- Filtrado: Después de la cocción, puedes colar el caldo, separándolo de las verduras y el pollo, o dejarlo reposar hasta que se enfríe y realizar este proceso cuando ya no esté caliente.

Consejos para Hacer el Caldo Perfecto
- Limpieza del pollo: Es importante asegurarse de que el pollo esté bien limpio para evitar impurezas en el caldo.
- Tiempo de cocción: Si prefieres un caldo más intenso, puedes dejarlo cocer por más tiempo, incluso 3 horas.
- Uso de huesos: El uso de huesos de pollo y carcasa en lugar de solo carne mejora la calidad y sabor del caldo.
Cómo Servir y Disfrutar el Caldo de Pollo Casero
- Presentación o emplatado: Sirve el caldo caliente en tazones, acompañado de un poco de arroz, fideos o incluso trozos de pollo desmenuzado.
- Guarnición: Unas ramitas de perejil fresco o cebollino picado pueden darle un toque fresco y delicioso. Si quieres un plato mas completo puedes añadir fideos, huevo duro, picatostes, etc..
- Acompañamiento: Unas rodajas de pan casero tostado son perfectas para acompañar este caldo reconfortante.
- Maridaje: Un vino blanco seco o una cerveza ligera puede ser el acompañante ideal para este plato tan versátil.

Otros Usos del Caldo Casero Además de Como Sopa
El caldo casero es un ingrediente versátil que puede transformar muchos platos. Además de ser la base perfecta para sopas, hay múltiples maneras en las que puedes aprovecharlo en tu cocina. Aquí te damos algunas ideas:
- Base para salsas: Ppuede ser la base ideal para preparar salsas deliciosas. Añade un poco de harina o maicena para espesarlo, y úsalo como acompañamiento de carnes, pescados o verduras. Una salsa de caldo de pollo enriquecida con hierbas frescas es perfecta para platos como el pollo al horno o los filetes de pescado.
- Cocción de granos y cereales: En lugar de cocinar arroz, quinoa o cebada con agua, prueba hacerlo con caldo de pollo. Esto no solo aportará más sabor, sino que también enriquecerá los granos con los nutrientes del caldo, creando un acompañante más sabroso para tus platos principales.
- Cocción de vegetales: El caldo es excelente para cocinar verduras. Ya sea para hervir o saltear, utilizar caldo en lugar de agua proporciona un sabor más profundo y delicioso. Es especialmente útil para preparar purés de vegetales o guisos.
- Risottos y arroces: Es el líquido ideal para preparar risottos. Al agregarlo poco a poco mientras se cocina el arroz, le aportará un sabor rico y un toque casero. Además, puedes usarlo para cualquier receta de arroz, desde el tradicional arroz con pollo hasta platos más elaborados.
- Como base para guisos y estofados: Si estás preparando un guiso o estofado, el caldo casero es la base perfecta para cocinar los ingredientes lentamente y que se impregnen de todo su sabor. Es ideal para platos como el estofado de ternera, lentejas o incluso guisos de pescado.
- Para preparar pasta o fideos: En lugar de hervir los fideos en agua, utiliza caldo para cocinarlos. Esto les dará más sabor y hará que la pasta absorba los sabores del caldo, convirtiéndose en un plato más completo y sabroso.
- En batidos o smoothies salados: Aunque suene inusual, el caldo puede ser una excelente base para batidos salados, como un «smoothie» de verduras. Mezcla caldo con espinacas, zanahorias y otras verduras para una bebida nutritiva y reconfortante.
- Salsas para pasta: Puedes usar el caldo para preparar salsas más ligeras pero igualmente sabrosas para tus pastas. Mezcla con un toque de aceite de oliva, ajo y hierbas frescas para una salsa simple y deliciosa.
- Congelar en cubos: Si prefieres tener caldo a mano en pequeñas porciones, congélalo en bandejas de cubitos de hielo. Así podrás añadir un cubo de caldo a cualquier receta que lo necesite, sin tener que descongelar grandes cantidades.
Como puedes ver, las posibilidades son muchas más que solo hacer sopa. Aprovecha este ingrediente nutritivo y versátil para enriquecer una gran variedad de platos. ¡Tu cocina se beneficiará de su sabor y sus propiedades!
Cómo congelar caldo de pollo
- Deja enfriar el caldo: No congeles el caldo mientras esté caliente. Déjalo enfriar a temperatura ambiente antes de pasarlo a los recipientes para congelar.
- Usa recipientes adecuados: Puedes usar recipientes herméticos, bolsas de congelación o cubiteras para porciones individuales.
- Etiquetado: Asegúrate de etiquetar el recipiente con la fecha en que lo congelaste para llevar un control de su tiempo de conservación.
- Duración: El caldo puede mantenerse en el congelador durante unos 3 a 4 meses. Aunque es seguro consumirlo más allá de este tiempo, su sabor puede disminuir.
- Descongelar: Cuando lo necesites, solo debes descongelarlo en la nevera o en el microondas. Si lo quieres usar para sopas o guisos, también puedes hacerlo directamente sin descongelarlo completamente. ¡Una manera práctica y saludable de tener siempre a mano caldo saludable y casero!
Preguntas Frecuentes Sobre el Caldo Casero
¿Puedo usar pollo congelado para hacer caldo?
Sí, puedes usarlo. Solo asegúrate de descongelarlo completamente antes de usarlo para evitar que el caldo tenga un sabor menos intenso.
¿Qué otras verduras puedo añadir al caldo?
Puedes añadir cebolla, ajo, nabo o incluso un poco de tomate para darle un toque diferente y más rico al caldo.
¿El caldo de pollo casero es bajo en calorías?
Sí, es bajo en calorías y es muy nutritivo. Puedes disfrutar de este caldo sin preocuparte por el contenido calórico, especialmente si no añades grasas adicionales.
¿Qué beneficios tiene el caldo casero para la salud?
Es excelente para fortalecer el sistema inmunológico, gracias a minerales como el zinc. Además, tiene propiedades antiinflamatorias, ayuda a la digestión y mejora la absorción de nutrientes, siendo beneficioso para el intestino. Al ser un líquido, también favorece la hidratación y es rico en nutrientes esenciales como calcio y magnesio, apoyando la salud ósea y muscular. Es especialmente útil en procesos de recuperación, ya que es nutritivo, fácil de digerir y reconfortante.